¿Qué son las tarjetas prepago?
Las tarjetas prepago, también conocidas como tarjetas recargables o tarjetas monedero, son un tipo de tarjetas que al no estar asociadas a una cuenta corriente requieren que las cargues con la cantidad que necesites antes de utilizarlas.
Con ellas puedes realizar compras seguras online, en negocios físicos y retirar dinero en cajeros nacionales e internacionales. También podrás controlar tus gastos de manera fácil porque solo te permiten gastar lo que hayas cargado. Y, además, por esa misma razón, son muy seguras ya que, si por circunstancias de la vida, los datos de tu tarjeta quedaran desprotegidos (algo muy poco probable), no correrías peligro por ninguna cuenta asociada y/o una gran cantidad de dinero en la tarjeta.
Las tarjetas prepagadas pueden ser físicas o virtuales y normalmente la misma entidad en la que las contrates, te ofrecerá ambas modalidades. Para obtenerlas solo necesitas tener 18 años y residir en territorio Español. En el caso de ser menor de edad, se requerirá que el menor tenga al menos entre 12 y 14 años y que alguno de sus padres o tutores legales cuente con una cuenta corriente en la misma entidad.
¿Para quién son?
Las tarjetas prepagadas te pueden resultar especialmente interesantes en las siguientes situaciones:
- Para poder realizar compras por internet o en tiendas físicas sin vinculaciones con tus cuentas corrientes.
- Si viajas frecuentemente y quieres beneficiarte de cambios de divisa a un buen precio.
- Si quieres ofrecerle una a tu hijo/a (menor de edad) para que aprenda a gestionar sus finanzas o, bien quieres poder hacer seguimiento de sus gastos.
Comisiones
Algunas compañías emisoras de tarjetas monedero o prepagadas las comercializan sin aplicar cuotas de emisión ni renovación. Tampoco por cargar ni descargar. Sin embargo, cada entidad trabaja de manera diferente y tiene otra política de comisiones. Es por eso que para darte una idea, te informamos de las comisiones más habituales:
- Mantenimiento: normalmente es gratuito pero en caso de que se te aplique esta comisión, pagarías entre 5 y 20 euros anuales.
- Recargas: algunas entidades podrían cobrarte entre un 0% y un 4% sobre el importe que cargues en tu tarjeta.
- Consultar saldo o retirar dinero: con tu plástico podrás retirar efectivo en cajeros automáticos y consultar tu saldo. Sin embargo, al utilizar cajeros de otras entidades, se te podría aplicar una comisión de unos céntimos por consultar tu saldo y de un porcentaje de la cantidad del dinero que retires.
- Desuso de la tarjeta: si no utilizas tu tarjeta durante al menos los últimos 12 meses, podrías encontrarte una comisión de coste comparable al del mantenimiento.
Ventajas y desventajas
Evidentemente como con todo, cada moneda tiene dos caras. Así que, veamos cuáles son los pros y los contras de las tarjetas prepago. Empecemos con las ventajas:
Tus gastos están bajo control porque solo gastas lo que tienes en ella. No están vinculadas a ninguna cuenta corriente, por lo que las hace más seguras. Puedes contratarlas sin cambiar de banco, sin nómina y sin tener que abrir una cuenta nueva. Se aceptan en el extranjero y las puedes vincular a plataformas como PayPal.
Y, a continuación, la otra parte de la historia:
Su operativa es más limitada que con otro tipo de tarjetas. Por ejemplo, con ellas no podrás alquilar un coche, financiar compras ni generar descubiertos. Algunas de ellas tienen cuotas de emisión y de renovación e incluso podrían cargarte una comisión sobre las cantidades que recargues.
Te recomendamos que antes de contratarlas analices que quieres/necesites hacer exactamente con ellas. En esta página encontrarás varias reseñas de las mejores tarjetas prepago en este momento.