¿Qué son las tarjetas prepago?
Las tarjetas prepago o también conocidas como tarjetas recargables son un tipo de tarjetas que (generalmente) al no estar asociadas a una cuenta corriente requieren que las cargues con la cantidad que necesites antes de utilizarlas. Lo que significa que tu eres quien determina lo que vas a gastar.
Con ellas puedes realizar compras seguras online, en negocios físicos y retirar dinero en cajeros tanto nacionales e como internacionales. Las tarjetas prepagadas pueden ser físicas o virtuales y normalmente la misma entidad con la que contrates una, te ofrecerá ambas modalidades.
¿Para quién?
Este tipo de tarjetas te serán útiles en las siguientes situaciones:
- Para comprar de manera segura por internet o en tiendas físicas sin preocuparte de ninguna cuenta corriente porque, como ya hemos comentado más arriba, la mayoría de tarjetas prepagadas no están vinculadas a una cuenta.
- Si eres un viajero asiduo o vives en diferentes países y quieres cambiar de divisa a un buen precio.
- Si te planteando de ofrecer a tu hijo/a (menor de edad) una tarjeta de este tipo para que aprenda a gestionar sus finanzas o, bien quieres poder hacer seguimiento de sus gastos.
Ventajas
Las tarjetas prepago o también conocidas como tarjetas recargables, te permiten un mejor control de tus gastos. Solo puedes utilizar el dinero que hayas ingresado anteriormente y lo más importante, es que el límite lo pones tú.
Muchas de ellas no están vinculadas a ninguna cuenta corriente, por lo que las hace más seguras. Las puedes contratar sin cambiar de banco, sin nómina y sin tener que abrir una cuenta nueva. Se aceptan en el extranjero y las puedes vincular a plataformas como PayPal.
Además, todo el mundo puede solicitarlas porque no se realizan informes crediticios ni de solvencia. Tampoco se tiene en cuenta el nivel de tus ingresos. Para solicitarlas solo tienes que residir en territorio Español y tener 18 años. Sin embargo, algunas de ellas también las podrás solicitar siendo más joven. Para ello, sí que necesitarás el permiso de tus padres o tutores legales.
Desventajas más comunes
Usar tarjetas prepago también conlleva algunos riesgos. Aquí tienes los más comunes:
Siempre tienes que tener un saldo positivo en tu tarjeta porque si no tienes fondos en ella, no podrás utilizarla.
Aunque la mayoría de tarjetas prepago no tienen costes de emisión ni renovación, a la hora de recargarlas, algunas entidades sí que podrían cobrarte hasta un 4% sobre el importe que cargado.
Si no utilizas tu tarjeta durante los últimos 12 meses podrías encontrarte con una comisión de coste comparable al del mantenimiento.